Fue una de las más grandes obras de la ingeniería del mundo por decenas de miles de campesinos humildes llevados por la fuerza desde todas las regiones de Egipto. Al principio no se disponía de maquinaria y todo tenía que hacerse a mano en un clima malsano. Estimaciones realistas fijan la cifra en 125.000 trabajadores muertos.En el momento de la inauguración (1869) Egipto poseía el 44% de las acciones y los franceses el resto.
Reino Unido se aseguró el dominio del canal, hasta su nacionalización en 1956 por el presidente egipcio Nasser.
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